Es palpable que necesitamos cambiar nuestra percepción de la Salud, e imprescindible que transformemos nuestra visión parcelar tradicional sobre el binomio enfermedad-salud, para dar el salto hacia un concepto de SALUD, dinámico e integrador, apoyado en las conclusiones de los numerosos estudios en un gran número de disciplinas científicas, especialmente en el ámbito de la Neurociencia.
Esa SALUD que constituye la capacidad que nos permite aceptar, afrontar, superar y/o adaptarnos de forma equilibrada a cada uno de los desafíos diarios que la vida nos trae. Desafíos que pueden llegar en múltiples formas, que constituyen agresiones que alteran el equilibrio y la armonía que están en la base de nuestra homeostasis biológica. Todas ellas exigen un proceso interno correctivo que nos devuelva a la situación de equilibrio inicial.
Una nueva SALUD que constituye nuestro talento personal más importante, la base para el desarrollo óptimo de todas las etapas de la vida.
Esta nueva visión de la Salud tiene muchas e importantes implicaciones. La primera de ellas supone asimilar que la salud y la enfermedad son estados y funciones biológicas dinámicas, que se alternan constantemente en nuestro organismo, con el mismo objetivo compartido, la conservación de la vida, atribuyendo a la aparición de la Enfermedad un sentido mucho más amplio, no solo como una situación indeseable a tratar para erradicar o paliar, sino como una especial llamada de atención biológica que nos invita a detenernos para escuchar atentamente el mensaje que nuestro organismo físico y mental nos está enviando.
La segunda, y la más importante, es que, como protagonistas únicos de nuestra vida, debemos erigirnos también en los responsables directos de fortalecer nuestra salud, siguiendo todas las medidas preventivas que están a nuestro alcance, y, fundamentalmente, desarrollando y reforzando todos aquellos mecanismos biológicos que sabemos que actúan como potenciadores de salud.
Uno de estos mecanismos protectores y potenciadores de Salud es la FELICIDAD, entendida como un estado de calidad mental que promueve que pensamientos y emociones actúen de forma positiva sobre la homeostasis, y no como factores de desequilibrio sobre la misma.
Desde ese punto vista, por tanto, la Felicidad es una reacción biológica de nuestras neuronas, mediada por una serie de neurotransmisores químicos, de los que los más importantes son la serotonina, la dopamina, la prolactina, la oxitocina y el GABA, que actúan de factores promotores de la salud física y psicológica.
Los avances producidos en Neurociencia durante las últimas décadas demuestran que somos capaces de aprender a producir voluntariamente en nuestro cerebro un estado neuroquímico de Felicidad y Bienestar.
Uno de estos mecanismos protectores y potenciadores de Salud es la FELICIDAD, entendida como un estado de calidad mental que promueve que pensamientos y emociones actúen de forma positiva sobre la homeostasis, y no como factores de desequilibrio sobre la misma.
Desde ese punto vista, por tanto, la Felicidad es una reacción biológica de nuestras neuronas, mediada por una serie de neurotransmisores químicos, de los que los más importantes son la serotonina, la dopamina, la prolactina, la oxitocina y el GABA, que actúan de factores promotores de la salud física y psicológica.
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